Cuando queres que alguien te mire, no importa ninguna otra mirada. Vos querés esa mirada, y ninguna más. Pedimos a gritos, desesperada mente; que abran sus ojos y nos miren... que nos vean. Somos esclavos de esa mirada, la necesitamos, como al aire. Hacemos cualquier cosa por atraer a esa mirada. Intentamos ponernos en el campo visual del otro, quisiéramos tener un reflector que nos ilumine, quisiéramos brillar para ser mirados. Lo curioso es que los ojos que más nos obsesionan, son aquéllos que no nos pueden mirar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario